
Por aquel entonces empezaron a surgir los periódicos digitales, pero eran considerados de baja fiabilidad por la inmediatez con la que se debían publicar las noticias. Sin embargo, cuando diarios impresos de prestigio empezaron a introducirse en la red y una serie de escándalos del tipo del de Glass empezaron a aparecer, se comenzó a dar oportunidades a la credibilidad de las informaciones publicadas en red. Periodistas de la talla de Jayson Blair de The New York Times cayeron en la peor falta que puede cometer un informador: faltar a la verdad y falsear la realidad. La credibilidad, el contraste de fuentes, la veracidad de las informaciones no tienen porque ser una exclusividad de los diarios y publicaciones impresas.
Glass acabó con su carrera periodística, no sin antes vender su historia. Lo ocurrido fue recogido por la película El precio de la verdad de Billy Ray.
1 comentario:
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