En 1998 un periodista de la publicación digital estadounidense Forbes.com, Adam Penemberg, dio a conocer las mentiras que un joven redactor, Stephen Glass, escribía en el The New Republic, publicación impresa de prestigio. Glass llegó a inventar 27 de las 41 historias que publicó. El caso fue un escándalo, y el director de The New Republic tuvo que pedir disculpas al comprobar que su redactor mentía, en un artículo que se publicó en el diario.
Por aquel entonces empezaron a surgir los periódicos digitales, pero eran considerados de baja fiabilidad por la inmediatez con la que se debían publicar las noticias. Sin embargo, cuando diarios impresos de prestigio empezaron a introducirse en la red y una serie de escándalos del tipo del de Glass empezaron a aparecer, se comenzó a dar oportunidades a la credibilidad de las informaciones publicadas en red. Periodistas de la talla de Jayson Blair de The New York Times cayeron en la peor falta que puede cometer un informador: faltar a la verdad y falsear la realidad. La credibilidad, el contraste de fuentes, la veracidad de las informaciones no tienen porque ser una exclusividad de los diarios y publicaciones impresas.
Glass acabó con su carrera periodística, no sin antes vender su historia. Lo ocurrido fue recogido por la película El precio de la verdad de Billy Ray.
Por aquel entonces empezaron a surgir los periódicos digitales, pero eran considerados de baja fiabilidad por la inmediatez con la que se debían publicar las noticias. Sin embargo, cuando diarios impresos de prestigio empezaron a introducirse en la red y una serie de escándalos del tipo del de Glass empezaron a aparecer, se comenzó a dar oportunidades a la credibilidad de las informaciones publicadas en red. Periodistas de la talla de Jayson Blair de The New York Times cayeron en la peor falta que puede cometer un informador: faltar a la verdad y falsear la realidad. La credibilidad, el contraste de fuentes, la veracidad de las informaciones no tienen porque ser una exclusividad de los diarios y publicaciones impresas.
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1 comentario:
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